Publicamos carta abierta de Santiago Duarte, maestro e integrante del Colectivo Lista de Maestr@s y Profesor@s y Ademys. En ella, responde a la carta que muchos maestros de grado recibimos en nuestros domicilios particulares instándonos a que nos inscribamos en una "Evaluación Educativa" que cada vez se presenta menos como voluntaria.
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Septiembre de 2011
Sr. Esteban Bullrich:
Sr. Mauricio Macri:
He recibido una carta que ustedes firman. Me sorprendió mucho que el gobierno de la Ciudad considere que lo mejor en lo que puede gastar el dinero de mis impuestos es en enviarme una nota, máxime cuando no fue enviada sólo a mí. También me causó asombro que viniera con el número de mi celular en el sobre, no entiendo por qué hacen públicos datos personales. Lamento asimismo que no conozcan las vías institucionales de comunicación entre las escuelas y el gobierno. Más allá de esta cuestión y sin extenderme demasiado en la respuesta, creo que hay cosas que merecen que me siente a escribirles estas pocas líneas.
En principio, me llama la atención que ustedes hablen de la evaluación a los docentes como una nueva herramienta: ésta se utiliza desde hace muchísimo tiempo de distintas maneras e incluso ya existe desde hace varios años una evaluación formal que se realiza a cada docente al finalizar el ciclo lectivo. Tampoco podemos considerar nueva una idea que ya fue propuesta por el Banco Mundial en los años 90. Ni tampoco podemos considerarla nueva si ustedes la basan en propuestas ya realizadas que no han hecho más que culpabilizar, dividir y generar competencia entre los docentes como las que se aplican en Chile, Ecuador, Perú, Colombia y EEUU. Sé que ustedes han recorrido esos países y se han reunido con sus respectivos ministros, pero si quieren otras opiniones pueden ver diversos textos y presentaciones que colectivamente pensamos desde el sindicato Ademys.
“Una opción es dividir el monto por presentismo y utilizar una parte para eso”, dijo el Ministro Bullrich a principios de este año en relación a la diferenciación salarial que se obtendría al aprobar la evaluación. Sin embargo ustedes explican en su misiva que esta evaluación no tendrá incidencia sobre el salario. ¿Esa afirmación vale para el futuro? ¿O será otra de las similitudes con proyectos de otros países, como la idea de que se fomenten más cargos por fuera del Estatuto como se hace en Chile, o como el cargo de “Maestro de Maestros”, que es una copia de Ecuador? ¿Por qué copian modelos que no han mostrado ninguna mejora en lugar de armar un debate amplio donde se discuta qué cuestiones hay que cambiar para lograr una buena educación? ¿Por qué no toman como referencia países donde no sólo no se individualiza el problema en los docentes sino que se forman trabajos de autoevaluación y reflexión grupal, como en Finlandia o Francia?
La palabra CePA en boca de un gobierno que fue responsable del cierre de cursos, de hacer contratos de locación (es decir, peores que los anteriores), de quitar horas a los docentes que dan capacitaciones en servicio, es como escuchar a Menem hablar sobre cómo mejorar el sistema de ferrocarriles que se encargó de desguazar. Como ex alumno de dos de los postítulos cerrados por su gobierno (el de Matemática para el nivel primario y el de Literatura Infantil) no puedo dejar pasar esa afrenta.
La lista podría seguir infinitamente pero me detengo sólo en un último punto: que ustedes hablen de "diálogo y acuerdo con diferentes actores del sistema educativo" cuando los docentes no fuimos parte de ninguna instancia de ese tipo, suena raro. Muy por el contrario, nos ponemos a disposición de un debate público donde podemos exponerles muchos de los problemas que nos aquejan en las escuelas, donde podemos proponer ideas con las que se podría mejorar la escuela y repensar profundamente cómo lograr una buena educación, para qué y con qué proyecto. Pero desde ya le anticipo algo: nuestras propuestas no van a ser tan mediáticas ni rimbombantes como las suyas. Son ideas viejas, como tener tiempo para poder reflexionar y repensar nuestras prácticas (y no andar corriendo de una escuela a otra o con extensas jornadas de trabajo), contar con más profesionales en las instituciones (como gabinetes psicopedagógicos, por ejemplo), con materiales e infraestructura adecuada, etc. y no con un proyecto que busca culpabilizar a quienes trabajamos día a día por una escuela mejor.
Saludo atte,
Santiago Duarte
Maestro de Grado en la Escuela 1 DE 8
duarte_santiago@hotmail.com
FC: 408.013