Compartimos
el discurso que un compañero escribió para leer en el acto por el Día del Maestro en su escuela (12 DE 20º).
Discurso Día del Maestro
Voy a decirles una verdad de Perogrullo. ¿Qué es una verdad de
Perogrullo? Es algo obvio, que no hace falta decir porque todo el mundo
lo sabe. Pero hoy en nuestro día yo tengo la necesidad de compartir
con mis alumnos, con las familias y con mis compañeras y compañeros de
trabajo una verdad obvia. Acá va: los docentes somos seres humanos.
Tenemos 206 huesos, un hígado, un corazón, un cerebro, espina dorsal.
Respiramos oxígeno, nos alimentamos, tenemos hijos, somos tíos, votamos,
vamos al baño (sí, vamos al baño y hacemos lo primero y lo segundo).
Somos seres humanos porque nos emocionamos, nos enamoramos, nos
enojamos, nos gusta la música y bailar (aunque algunos seamos
francamente muy malos haciéndolo). Tenemos gustos e intereses muy
diversos; a algunos nos gusta el mate, otros odiamos la mayonesa. En
fin, somos tan seres humanos como cualquiera. Y como cualquier ser
humano somos seres políticos, “animales políticos”, como pensaba un
griego. Zoon politikon, nos llamaba Aristóteles en su lengua
porque había nacido en el Reino de Macedonia y que ¡oh, casualidad,
había sido docente! Aunque en esa época no se usaba delantal blanco.
Ser
un animal político es parte de nuestra naturaleza. Y eso no quiere
decir que andamos diciendo a quién hay que votar y a quién no. La
política, digámoslo para ser bien claros, no es sólo hacer campaña y
elegir representantes. Política es tomar posición ante la realidad y
saber qué lugar ocupamos en la sociedad y que lugar queremos ocupar, y
saber también qué tipo sociedad queremos, por lo tanto, qué tipo de
escuela queremos: si queremos que en nuestra escuela y en nuestros
hospitales puedan entrar todos los seres humanos o sólo los que se
parecen por fuera o por origen a nosotros.
Les
voy a confesar qué escuela me gusta a mí: me gusta la escuela que no
discrimina a nadie, la escuela en donde puedo escuchar a mis alumnos
hablando guaraní, quechua, aymara, castellano, me gusta que los colores
de piel de los que estamos acá sean todos distintos, me gusta que
algunos coman asado o chuño, que algunos escuchen tango y otros rock y
otros chamamé. Me gusta que la escuela sea gratuita, que la financie el
estado y nadie más, que se pueda ingresar a ella por el sólo hecho de
vivir en la Argentina, que los docentes ingresemos a ella porque
tenemos los méritos suficientes para hacerlo. No me gusta la escuela
que elige a los chicos que pueden pagar una cuota, no me gusta la
escuela que elige a los maestros porque piensan parecido a los dueños
de la escuela, no me gusta la escuela que discrimina porque uno no cree
en dios y otro sí.
Y
me gustan los maestros que opinan, que no se callan si creen que su
escuela, la escuela pública, esa escuela que hacen todos los días se
está cerrando arbitrariamente desde este o aquel gobierno. Voy a ser
más claro: la escuela no es de ningún gobierno, la escuela es pública,
es de los chicos, de los docentes y de las familias. A ellos como
docentes les debemos todo nuestra capacidad para enseñar, a nadie más.
Por
último, quiero decir, y repetir, que los docentes hacemos política
todos los días en la escuela: cuando decimos que la conquista española
fue un genocidio contra nuestros pueblos originarios y no un encuentro
pacífico de culturas, cuando preferimos que los niños aprendan a pensar
qué es lo que hacen cuando dividen 23 por 8 en vez de enseñarles a
llegar al resultado correcto como si fuesen calculadoras, cuando les
leemos un poema de Federico García Lorca y les contamos que a este
poeta lo mató una dictadura por pensar, querer y actuar distinto:
hacemos política. Nos paramos frente a la realidad de una manera para
compartirla y enseñar a interpretarla. Y, ojo, si hacemos lo contrario,
si nos callamos por miedo al “qué dirán”, si enseñamos a pensar como
calculadoras, si creemos que somos neutrales, también hacemos política.
Por
todo esto, estas palabras van dirigidas como un gesto, como una mano
tendida y solidaria a los maestros y al auxiliar de la Escuela n°3 DE
18 “Monte Castro” que el gobierno desplazó de sus cargos por pensar
distinto, por no quedarse callados cuando se cerraban grados de la
escuela pública, por ser políticos y sobre todo por ser profundamente
humanos.
Hernán F. Boeykens Larrain
Maestro de Grado
FC 397.545
Colectivo Lista de Maestr@s y Profesor@s
http://listademaestros.blogspot.com.ar/